lunes, 1 de marzo de 2010

sembrados de tormentas




Sacudidas de la tierra que engullen el papel de piel que recubre un alma inmortal y solitaria, en desequilibrio con el universo y con su madre.

Olas de inmensidad traen agua y agua que tragan lo que hay a su paso sin contemplar las minucias que hemos creado para consolarnos y destruirnos.

Baratas ideas que nos imponen sin ningún poder de rechazarlas, etiquetar el pasado y el presente, sin futuro me encuentro en medio de una desolación social que vaga sin rumbo, tal moribundos que han salido de sus tumbas perfumadas y no saben dónde descansar sus huesos podridos. El sumo sacerdote les persigue a gritos viendo que sus hijos se revelan aún en la inmundicie que ha creado para ellos.

Pandora sonríe viendo que su misión ha extendido por la tierra, quizás lo que merecemos por nuestra soberbia bendecida de necios que se creen que gobiernan el vaivén de un sistema caduco.

Egoísmos matan nuestras esperanzas de reinventarnos para poder sobrevivir a tanta ignorancia creada en torno a sueños vacíos sustentados en materialismos.

Miles y miles de cuerpos recubren los días y las noches sin importarnos el porqué de su situación; amigo mio mañana tú y yo estaremos allí y nadie salvo un par de almas nos recordarán, nos arrepentiremos entonces de no haber luchado por los demás, ya que sentiremos que nadie se arriesgó por nosotros, vendrán las lamentaciones y la tristeza de lo absoluto.

¡Maledetto destino!que hace que el humano sufra un deterioro digno del oscurantismo del medievo, del estancamiento espiritual de los que se creen elegidos diciendo ¡arrepentiros arrepentiros! sufriréis en el infierno de Dante...

Manipulaciones del alma, manipulaciones del cuerpo y manipulaciones propias gracias al miedo con el que nos han hecho crecer siempre, que nos impide ver la realidad de lo que hemos creado entre todos y para todos.

Hoy no nos toca, pero mañana ninguno está libre de que sea su turno.