sábado, 7 de noviembre de 2009

El halcón y mis botas


No me llevaré más que mis vivencias, por eso procuro estar siempre atenta a todo lo que ocurre a mi alrededor.

Estaba un hombre de unos treinta años sentado en la acera fabricando animales con las hojas de plantas que había arrancado de algún parque o jardín, su gorra estaba en el suelo pidiendo un poco de voluntad; la gente pasaba sin fijarse en él y si lo hacían le miraban con desprecio por no ser igual a ellos.

Yo que soy una demonia, quise poner en evidencia a los demás, me paré y le pregunté que de donde era, había venido de la República Dominicana, sus manos eran las de un artista, finas y delicadas pero al mismo tiempo nudosas. Sus ojos vivaces y alegres me miraban un poco perplejos pero con gratitud, le hice sentir que él también existía para mí.

Es tan sencillo prestar un poco de atención a aquellos que realmente lo necesitan, en ocasiones pensar que no estas solo en mundo desconocido es un rayo de luz para el alma de alguien que por su voluntad o el de las circunstancias lleva una vida diferente y seguro que llena de penurias materiales, pero en el fondo vi su felicidad.

Su sonrisa era un resplandor de honestidad, algo que hace mucho tiempo no veía y que añoro en la gente que encuentro.

Mis botas de guerra, como yo las llamo, le gustaron, me dejó de piedra cuando me dijo,-esas botas son las de una viajera-,¡tienen nueve años!y las compré cuando tomé una de las decisiones más importantes de mi vida, dejar la seguridad superficial y lanzarme al conocimiento de mi misma y del mundo; las botas han estado en desiertos, han pisado lugares santos, lugares malditos y paraísos perdidos, me han ayudado a caminar y me las he echado al hombro para recorrer las orillas de algunos mares. Sé que son diferentes, pero no han perdido ni un ápice la energía que han empapado.

Podía haberme dicho, ¿que botas más raras? ó que botas más estropeadas,pero me dijo -son las de una viajera-

-¿Cómo lo sabes?-

-Tengo tanto tiempo que observo cada mirada, cada pisada y cada rasgo en la gente, de aquí y allí, la gente que me da dinero lo hace para acallar su conciencia, por compasión, por lástima, tú te has parado para hablar conmigo , para preguntarme cosas, lo has hecho porque te has sentido reflejada en mi, yo soy un viajero de la vida y tú...creo que también-

Un escalofrío recorrió mi corazón, llevaba toda la razón del mundo, me quedé callada mirándolo unos segundos, él hizo lo mismo, nuestros ojos se entendieron, me levanté y me dispuse a irme.

-No te marches sin antes llevarte esto que he hecho, es un halcón- hizo una pausa y muy serio... -vuela siempre como él, con elegancia y poder-

Me fui meditando lo que dijo; para muchos era un pobre hombre tirado allí en el suelo, para mi era un sabio que había entendido la esencia de la vida, su lección fue magistral. Yo quise hacerle un regalo y fue él quién me lo hizo a mi.

Se que el destino mima las acciones y las formas diferentes de vivir, aunque muchos crean que es lo contrario.

Miran y no ven, oyen y no escuchan, caminan pero no andan.

(En la mitología egipcia el halcón representa la unión de las fuerzas celestiales y las terrenales, sus ojos eran el sol y la luna-Horus)