lunes, 30 de noviembre de 2009

La osadía de la necedad


Voy a permitirme poner un punto negro en este blog, dónde lo único que pretendo es divertirme y relajarme.

Pero mira que hoy me han tocado las narices (aunque pequeñas, son firmes) y para todos aquellos que no tienen ni puñetera idea de lo que hablan y de lo que razonan, un apunte brevísimo de la ponencia que dí sobre género y medios de comunicación en la universidad de La Laguna, la única que tiene un departamento de Género.



DECONSTRUCCIÓN DEL GÉNERO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Mª Jose Roldán

(...)

UBICACIÓN DEL TERMINO GÉNERO Y CUANDO SE COMIENZA A TENER UNA TRANSFORMACIÓN


Se denomina género a un grupo de atributos y conductas culturalmente configurados ,asociados a mujeres u hombres. Margaret Mead -1935- en "Sexo y temperamento” es pionera y sostiene que el sexo es biológico mientras que el comportamiento de género es una construcción social. Dos feministas norteamericanas Karen Millet y Firestone, radicalizaron en sus obras la utilización de este término, en su libro "Dialéctica del sexo", Firestone sostenía que las distinciones de género estructuran todos los aspectos de nuestra vida, a través de un marco incuestionado desde el cual las sociedades miran a las mujeres y a los hombres. La diferencia de género, afirma, es un sistema de dominación masculina. Continua diciendo que el desafio teórico de las feministas es comprender ese sistema, el desafío político acabar con él.


En la construcción de los géneros, la polaridad, como he mencionado antes, es esencial ya que cada género es construido en oposición al otro. Cuando Simone de Bovua escribió "El segundo sexo" en 1949, fue la primera que describió a la mujer como OTRO o “No-Hombre”. Muestra como este concepto esta subyacente en las categorías de contrastes de las etiquetas de lo “femenino” y de lo “masculino”, que en realidad lo que expresan son expectativas sociales de comportamiento según género.

Lo mismo podemos decir que ocurre, por ejemplo con las etiquetas raciales que operan en la definición social, estableciéndose atributos y expectativas sociales en torno al color de la piel o con los términos polares rico/pobre.


Quienes tienen la capacidad de definir e imponer sus definiciones al conjunto de la sociedad, disponen del poder de estructurar el mundo de lo simbólico y de lo ideológico, con ello legitimar y perpetuar las relaciones de dominación existentes en todos los sectores.

Es importante destacar que las relaciones de género constituyen una dimensión colectiva,como las relaciones de clase, esta premisa ha coloreado también las reflexiones y prácticas en torno a los problemas del desarrollo, tanto en los ámbitos académicos como políticos.


Los cambios de perspectiva del concepto de género tomaron fuerza en los años sesenta, y de nuevo a partir de los noventa con un gran auge entre filósofos, lingüistas y sociólogos al comprobar que la sociedad no responde a esta división.


Las diferencias entre ambos sexos, en conducta, en formas de pensar o sentir, no implica en absoluto la existencia de una exclusión o lo que es lo mismo de una discriminación por razón de sexo; la igualdad de derechos y oportunidades nada tiene que ver con la igualdad psicológica- sino que está basada en criterios éticos-.

Las diferencias existen o no existen, y se deben a factores evolutivos o de aprendizaje sexista, de modo que la desigualdad es un hecho psicobiológico y cultural. Las diferencias pueden ser muy enriquecedoras y lo más importante es conocer y reconocer sus causas y aprovecharlas en lo que favorezcan a factores positivos sociales.

(...)